**Pancho I de la Pampa no se conforma con alabar a Lutero, sino que ha instituido el culto a la Pacha Mama en el Vaticano. Sospechosamente, se ha hablado muy poco de ello.
**Dice Alfonso Guerra que el Constitucional aprobó la ley de violencia de género “por presiones”. Y tanto, como que el propio Guerra se definió como matador de Montesquieu. Los dos máximos tribunales de España son una estafa a la justicia y la democracia. La injusticia institucionalizada. No se puede respetar lo que no es respetable.
*******
Protagonistas de la Transición: “vida y destino”: https://www.youtube.com/watch?v=x8propQCOiU
**********
La ley del miedo
Muchos dicen que la guerra civil y la propia figura de Franco deben ser olvidadas o “dejadas a los historiadores” y que no debían influir en la política actual. ¿No está usted alimentando los viejos antagonismos con su último libro sobre el Frente Popular?
–Son posturas absurdas. La historia influye en la actualidad necesariamente. El problema es si influyen distorsionando la política, envenenando la convivencia y rompiendo la continuidad nacional, como ocurre ahora. Y, por supuesto, lleva muchos años siendo “dejada a los historiadores”, que en su mayoría son hoy los mayores distorsionadores y falseadores del pasado, con las consecuencias que estamos viendo. Por eso es esencial restablecer la verdad.
Pero Jesucristo dijo “Que los muertos entierren a los muertos”.
–Bueno, esa frase tomada literalmente no significa nada y en todo caso se puede interpretar al gusto de cada cual. Seguro que algunos católicos del PP la interpretan en el sentido que usted dice, de olvidar el pasado y mirar al futuro. Lo cual es un modo de cooperar con la falsedad. No se puede asentar una convivencia en libertad sobre un Himalaya de falsedades. Como decía Cicerón, la verdad no se corrompe solo por la mentira, sino también por el silencio. Yo diría que el silencio que quieren tantos es la mayor complicidad con la mentira.
Pero, en historia, ¿qué es la verdad? ¿Acaso no están todos los historiadores influidos ideológicamente y por eso cada cual la cuenta a su manera?

–Si, es evidente esa influencia ideológica. Pero si hablamos de la guerra como una lucha de la democracia contra una reacción fascista o cosa parecida, o bien estamos mintiendo deliberadamente o bien considerando como manifestaciones de democracia el asalto armado al poder en 1934, la falsificación de las elecciones en el 36, la quema de iglesias y el asesinato de opositores, la tutela de Stalin o las persecuciones entre las propias izquierdas. En Por qué el Frente Popular perdió la guerra expongo esto, hablando de Preston, Juliá, Viñas y tutti quanti: no nos informan de la historia real, pero en cambio quedamos enterados de lo que ellos entienden por democracia.
Pero todos cometieron asesinatos y atrocidades.
–Pasa en todas las guerras. Algún ingenioso, creo que Josep Pla, vino a decir que cuando se parte una manzana por la mitad, es difícil que una de las mitades salga de naranja. No es la frase, pero algo así. Pues bien, el comportamiento de los dos bandos durante la guerra fue extraordinariamente distinto, a pesar de que “todos eran españoles”, como dicen los beatos. Aquí ha habido una enorme distorsión: las guerras no se libran porque sí, o por alguna locura colectiva, como pretenden los tontos o los que se quieren hacer los tontos. Cada bando defendía y trataba de imponer unos objetivos completamente opuestos. Y técnicamente, la causa fue la destrucción de la legalidad. Destrucción que claramente realizaron unos y no otros.
Usted ha dicho que su libro sobre el Frente Popular es definitivo. ¿Lo cree usted seriamente ?
–Lo es desde el punto de vista intelectual. Es un estudio muy sintético y cada una de sus partes puede desarrollarse enormemente, desde luego. Y claro está que los profesionales de la falsificación, como venía a llamarles Julián Marías, van a seguir con sus embustes, aunque cada vez más debilitados. Si han necesitado recurrir a una ley de memoria histórica ya demuestran su miedo, su completa incapacidad intelectual y su ausencia de espíritu democrático. Durante años hemos podido leer “explicaciones” como esta, de Trapiello: “El bando republicano (…) padecía la sangría permanente de unos partidos divididos. A unos les favoreció en la guerra la dictadura brutal y a los otros, en cambio, les perjudicó para ganarla el sistema democrático por el que luchaban y en el que creían, pese a su deterioro“. Cada palabra es una mentira: ni “republicanos”, ni “dictadura brutal” ni mucho menos democracia. A menos que el golpista Azaña, los racistas separatistas, los marxistas o los anarquistas fueran “demócratas”. Ahí está precisamente el nudo de la inmensa patraña que tanto está perturbando hoy mismo la política, fanatizando a muchos, en especial jóvenes, y oscureciendo el porvenir del país.
**************
Sentimiento y religión
El sentimiento primario básico de los niños se relaciona con el entorno familiar, en especial con la madre, ambiente en que va sintiendo su propio yo, confusamente al principio. En un entorno favorable, el sentimiento predominante es el de amor, pero en una familia mal avenida y con maltratos, se desarrollan el temor, incluso el odio y también la angustia, un temor difuso por no saber a qué atenerse en las reacciones de los mayores. En estos sentimientos primarios la razón desempeña muy poco papel, aunque siempre existe en el niño un intento de “comprender” la situación y adaptarse a ella, obedeciendo, rebelándose, sometiéndose pasivamente o evadiéndose de algún modo: reacciones todas en las que la razón opera de modo secundario sobre el sentimiento
El niño, por tanto, siente muy fuertemente el entorno familiar, se siente en él arropado y querido (si todo va bien), y va sintiendo asimismo que es una persona con un nombre. Solo poco a poco va comprendiendo que el mundo exterior a la familia es mucho menos amable y más complicado, y que los mismos padres son incapaces a menudo de satisfacer sus necesidades anímicas e incluso físicas si la familia es pobre. Al sentimiento del yo y del entorno cálido se va añadiendo el sentimiento, mucho más desconcertante, del mundo social exterior.
Incidentalmente, Freud supone que la idea de Dios procede la experiencia infantil de un padre poderoso y benévolo, que satisface sus exigencias esenciales. Seguramente hay alguna analogía, pero con una diferencia clave: el niño ve al padre y le entiende más o menos. El adulto, el propio niño cuando es instruido religiosamente, no puede ver ni entender a la divinidad y sus designios, ve también que a menudo no hay una relación entre los mandatos atribuidos a la divinidad –la moral– y el éxito. Y de ahí las imploraciones, los ritos y los sacrificios –incluso humanos– para aplacar a la divinidad ante grandes desgracias que se suponen castigos merecidos. Pero este es otro tema. Quiero decir que algo tan esencial en las sociedades humanas como la religión, además del arte, procede muy directamente del sentimiento, con escasa participación de la razón. En el cristianismo, la razón sí adquiere una importancia superior a la de otras religiones, pero no como algo primario sino como un esfuerzo por racionalizar el mensaje de la escrituras. Esfuerzo nunca concluido, entre otras cosas porque es difícil en extremo someter a la razón un mensaje que, al modo de la música, por ejemplo, apela a sentimientos profundos y en gran parte no conscientes.
Los sentimientos humanos no solo son más intensos, sino mucho más variados y desarrollables o educables que los más primitivos y estereotipados de los animales. Y no se refieren solo a las necesidades de supervivencia (alimentación y reproducción) sino a la propia posición y destino del hombre, condicionado por la muerte. Esos sentimientos en gran medida angustiosos, movilizan las demás capacidades humanas, como la imaginación o la razón. La vida humana es, entre otras cosas, un constante esfuerzo por comprender la vida, la propia y en general, a partir de un impetuoso y a menudo abrumador sentimiento de ella.
************




